9 oct 2009

De taquito




Se dice que cuando uno hace fácilmente las cosas, las hace de taquito. Es decir, cuando no hace falta transpirar, ni pensar demasiado. El taquito - así en diminutivo - en el fútbol es un recurso de aquellos que escriben las líneas más exquisitas de la poética futbolera. “Se la pasó de taquito” es la frase que se suele usar para graficar la metáfora que se escribió en el campo de juego.

El jugador – así como un mago saca de la galera ilusiones en forma de conejos – hace un pase inesperado, crea un nuevo espacio, habilita una puerta que se abre hacia nuevas dimensiones. La situación cambia según el lugar de la cancha donde se escriba esta metáfora, sin embargo, es un recurso que aparece cuando parecieran estar todas las puertas cerradas.

Y en eso, todos los taquitos son iguales, abren nuevos espacios allí donde no había más que un muro infranqueable. Pero decía que cambia la situación, la estética, el sentido del taquito según este se dibuje cerca del área propia, en el medio campo, o en el área rival. Mientras que cerca del arco defendido, la imagen que aparece es la del vértigo y el alivio, en el área chica del equipo contrario adquiere un aura de belleza y éxtasis. En el medio de la cancha es poesía de oficina.

Como el caño, la bicicleta, la rabona, el taquito escasea en las canchas de hoy. Es que el camino del lirismo, de la psicodelia fútbolística, de las nuevas percepciones genera mucho miedo en los burócratas de la pelota. Por eso, tanto los hechos extraordinarios palermitanos o la fulgurante belleza del juego riquelmiano se destacan como aquellas viejas palabras que abren nuevos sentidos y nuevos goces en los libros de los mundos inexplorados de la estética futbolera.
CAFE AZAR
Posadas, primeros días de octubre de 2009

1 comentario:

  1. Hola a todos, les cuento que soy una oyente (no muy asidua, por cuestiones de trabajo, sepan disculpar) y aunque no entiendo mucho de fútbol, aprendí a comprender los fanatismos. Me llamó la atención la cantidad de hinchas de Boca en el programa. Y se me ocurrió contarles una anécdota que tiene que ver con el fanatismo (o el descanso de).

    Hace algún tiempo estuve en pareja con un muchacho simpatizante de Boca juniors. Y como todo fiel seguidor de su equipo, no se perdía ningún partido (aunque no estuviera en su mejor etapa). Domingo, amigos, cerveza y fútbol en casa o algún bar. Ni pensar en un lugarcito para mi (que seguramente estaría preguntando: por qué off side?)

    Sin embargo, un domingo, el muchacho en cuestión me llama, me invita a su casa y pasamos una hermosa tarde de películas, sofá y mimos. Volviendo a casa me sentí muy feliz por que mi chico había resignado su rutina dominical para disfrutar mi presencia. Toda una caricia al ego.

    El lunes el suplemento deportivo tenía en primera plana un gigante: “River Campeón!!!”

    Se imaginarán la desilusión: mi chico “sacrificado” se convirtió en un bostero “pichado”.

    En fin, al ego no hay que dejar de acariciarlo, así que ahora prefiero pensar que soy mejor espectáculo que un “River Campeón” (y con eso me queda toda una “mitad” por explorar…)

    Espero les haya gustado, saluditos y que sigan bien …



    Mariela

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