A pesar del dicho de “Román”
el fútbol a mi,
me lleno de amigos.
“Algunos están, otros se fueron”,
estarán gambeteando a las estrellas,
tirándoles caños a las nubes
y haciéndoles goles al Arco Iris.
¡Muchachos! Se que piden a gritos un buen nueve,
pero les pido que sigan esperando,
“yo no se jugar en las alturas”
y les confieso que prefiero seguir con
los que están.
Aquellos amigos que estuvieron
aún desde antes de la institucionalización
del “día del amigo”,
porque antes de la llegada del hombre
a la luna, en la canchita de tierra
frente a la fabrica de caramelos del Polaco,
allá en Apóstoles nos llenábamos de tierra y de alegría
al patear, con fuerza de niño
“La Redonda”.
Y fueron días más alegres,
cuando el Polaco, dueño de nuestro equipo
adquirió el pase de Moisés Benítez,
pagándole al equipo de Botafogo del barrio El Chaquito
con una bolsa de caramelos de cinco kilos,
pero que en realidad gracias al rendimiento
del jugador estrella en nuestro equipo,
terminamos consumiendo caramelos hasta empacharnos,
gracias a lo cual la fábrica siguió funcionando,
como siguió funcionando mi historia
con el fútbol.
Y fue así que poco después, lleve mis goles
al equipo de baby de las Ruinas,
más tarde la primera ficha en el Club Independiente
y posteriormente el pase a Tuyuti,
para terminar en estos días,
esperando con la misma ganas y ansias de siempre
la llegada de los sábados,
para seguir pateando, hoy con la fuerza
de un hombre de cincuenta,
“La Redonda”.
Isaac Sevi/09